Manuel Ortuño

Manuel Ortuño nace en San Fernando (Cádiz) en 1971, si bien se cría en Cartagena (Murcia). Estudia Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid y realiza también un máster en Recursos Humanos que hace que acabe dedicándose a la selección de personal.

Desde su adolescencia ha cultivado tanto la poesía como la prosa, y ha trabajado para editoriales como redactor, corrector de estilo y traductor de inglés. De su labor como autor cabe mencionar el volumen de poemas La piel abierta / Retazos de lluvia y seis poemas negros (Casa Eolo, 2012), las novelas El sentido del círculo (Ruiz de Aloza, 2015) y El misterio de las piezas de ajedrez (disponible en Internet), y las recopilaciones de narrativa breve Relatos desde ambos lados (Ruiz de Aloza, 2013) y Relatos del lobo enjaulado (Niña Loba, 2020).

En cuanto a su labor como traductor, ha traducido al español obras de autores como Saki, Chesterton, W. W. Jakobs, Robert Arthur o James Kahn.


Soundcrew

Soundcrew es la mejor banda de rock de todos los tiempos. Surgida como válvula de escape ante la sordidez y la apatía propias de la vida anodina de las capas bajas de la sociedad, acaba convirtiéndose en un fenómeno musical de escala y renombre mundiales. Sus miembros degustarán las mieles del éxito y la fama, pero caerán víctimas del monstruo que han creado y del que también tendrán que esforzarse por escapar…


Entrevista

—¿Cómo y cuándo empezaste a escribir?

—Me recuerdo a mí mismo intentando contar historias por escrito desde que era niño, pero a tan temprana edad pecaba de la impaciencia propia de quien desea ver terminada su obra en vez de disfrutar de su proceso de creación. Considero que fue más tarde, cuando contaba ya dieciocho años, cuando comencé a escribir de manera mucho más sistemática y con el firme propósito de «contar» algo.

—¿Qué géneros literarios escribes y por qué?

—Aunque empecé escribiendo principalmente poesía, hace años que dejé los versos para centrarme en la narrativa. La poesía me ayudó a encontrar una manera de expresarme por aquellos tiempos en los que buscaba mi propia voz. Fue una época muy intensa de aprendizaje continuo. Luego, una vez que me centré en la prosa, me interesé sobre todo por el relato breve, el cual siempre me ha fascinado y en el que descubrí a grandes maestros. No obstante, debo confesar que a la hora de producir resulto heterogéneo. He cultivado el realismo, el absurdo, lo macabro, el misterio, el humor e incluso la literatura juvenil. Digamos que soy bastante camaleónico. Me gusta cambiar y escribir lo que me apetece en cada momento. No soportaría pasarme la vida escribiendo siempre sobre lo mismo. Me resultaría de lo más monótono. Y la monotonía es algo en lo que un autor no debe permitirse caer nunca.

—Explica a los lectores qué van a encontrar en tu libro.

Soundcrew es una historia que se aparta por completo de lo que he escrito con anterioridad. En resumidas cuentas, es la crónica de una banda de rock desde sus inicios hasta su ocaso. La idea principal en torno a la cual gira toda la historia es la crítica a los valores sobre los que está montada la industria de la música, pero al mismo tiempo también el sistema establecido en general. Intento hacer reflexionar acerca de conceptos tales como el éxito o la fama, y dejar al desnudo el enorme vacío que se esconde tras ellos.

—¿Qué es lo que más te ha costado escribir durante tu proyección como escritor/a?

—Recuerdo en particular un relato lleno de ramificaciones y posibilidades que me llevó varios meses culminar. Fue una de las narraciones de mi libro anterior, la cual posiblemente sea el mejor relato breve que he escrito nunca. Se coció a fuego lento y eso llevó su tiempo, pero creo que el esfuerzo y la espera merecieron la pena.

—Si tuvieras que elegir un personaje de tu creación. ¿Cuál elegirías?

—Cada uno de los miembros de Soundcrew es en el fondo un reflejo de alguna de las facetas de mi propia personalidad. Digamos que volqué un lado de mi carácter en cada uno de ellos. Pero disfruto en particular con la dicotomía y la lucha de caracteres que se establece entre Todd Angladen, el bajista exigente y disciplinado, y Lenny Clarke, el guitarrista bohemio y vitalista. Ambos poseen caracteres muy marcados, y a la hora de crear yo mismo suelo encontrarme a medio camino entre uno y otro extremo.

—¿Quiénes son tus referentes literarios? ¿Crees que influyen en tu forma de escribir?

—Mis puntos de referencia literarios son múltiples, en especial si nos ceñimos al género del relato breve. Podría mencionar a autores de la talla de Saki, Conan Doyle, Steinbeck, Henry Miller o Roald Dahl, entre otros. Todos ellos han influido de alguna manera en mis propios escritos, pero considero que funcionaron más bien como puntos de partida, por lo que a medida que he ido aumentando mi producción propia la influencia de las obras de dichos autores se ha ido diluyendo.

—¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído que te haya marcado y por qué?

—A lo largo de mi vida me han marcado muchas lecturas, pero algunos de los ejemplos más claros que me vienen a la cabeza ahora mismo son los relatos de Saki, la maravillosa De ratones y hombres, de John Steinbeck, y El cuerpo, de Stephen King.

—¿Tienes alguna anécdota curiosa del proceso de escribir para compartir con nosotros? ¿Cuál?

—A este respecto creo que debo mencionar que el proceso de creación literaria no se limita para mí a la fase de escritura propiamente dicha, sino que da comienzo mucho antes. Disfruto una barbaridad ideando tramas y personajes en mi cabeza, lo cual es un proceso largo y lento durante el cual no escribo ni una palabra. El momento de sentarse a escribir viene después, una vez que toda esa “planificación” está más que trillada y decidida. Para ponerte un ejemplo, he llegado a escribir relatos en una semana que han estado rondando previamente en mi cabeza durante meses e incluso años, de manera que cuando me he puesto a escribirlos tenía más que claro cómo iba a ir todo. Siempre dejo algún resquicio para la improvisación, pero reconozco que eso es algo que pongo en práctica con escasa frecuencia.

—¿Qué esperas de la publicación de tu obra con Ediciones Passer?

—Que sea el principio de una bonita amistad y que el lector disfrute con una historia diferente y contada de manera poco habitual.

—¿Estás trabajando en algún proyecto o tienes alguno nuevo en mente?

—Yo siempre tengo proyectos entre manos. En la actualidad rondan por mi mesa una narración para niños y una novela de corte intimista y autobiográfico basada en las experiencias que viví durante mis años de universidad. Como puedes ver, se trata de proyectos muy dispares, pero es que, como ya mencioné antes, desde un punto de vista literario no me gusta hacer lo mismo durante mucho tiempo. Eso me aburre. Y es algo que un autor no debe permitirse nunca.