(Vitoria-Gasteiz, 1972) es licenciada en Ciencias de la Información. Trabaja como responsable de comunicación en una organización social y escribe periódicamente en su blog yaseyomiscosas.es Sabia es su tercera novela. Anteriormente ha publicado: Mzungu. Mujer blanca extranjera (Caligrama, 2020) y Brujas bailando el tango (Amazon, 2020)
—¿Cómo y cuándo empezaste a escribir?
He escrito desde siempre. Desde niña me he sentido cómoda comunicándome por escrito; me gustaba escribir, releer, corregir y buscar que los textos sonaran bonitos.
—¿Qué géneros literarios escribes y por qué?
He ido experimentando a lo largo de la vida: cuentos, diarios, cartas… canciones, también. En la adolescencia escribí relatos y algo de poesía, porque organizaban concursos en el colegio. Ya de más mayor me atreví con la novela corta y de ahí a la novela, que es el género que más me gusta. Disfruto mucho también con los textos de impulso; esos que te provoca la vida por miles de razones. Textos breves, pero cuidados, como los que me gusta escribir para mi blog.
—Explica a los lectores qué van a encontrar en tus libros.
La vida misma. Cuando empiezo a darle vueltas a un nuevo proyecto literario, siempre pienso en mí como lectora. Me planteo escribir historias que me gustaría que alguien me contara; historias de nuestro tiempo presente, con personajes que podría conocer, con conflictos sobre los que podría tener una opinión o una experiencia con la que nutrir la lectura. En mis libros cuido la coherencia entre las cosas que ocurren, la credibilidad de los personajes; trabajo que los diálogos resulten naturales y que la narración desprenda su propia música. Para mí es importante que los textos suenen bonitos, como decía antes.
—¿Qué es lo que más te ha costado escribir durante tu proyección como escritora?
Hay escritores y escritoras que afirman sufrir cuando escriben. Entiendo que pueda darse ese sentimiento, porque escribir es una tarea ardua que exige mucho compromiso. Pero para mí escribir es una experiencia de explosión personal. Pongo todo lo que tengo dentro al servicio de mi destreza, para sacar adelante historias que me aportan una sensación de felicidad incomparable. Escribir, en lo técnico, no me cuesta. En el desarrollo del contenido, en ocasiones, he sufrido. Mi segunda novela aborda la violencia contra las mujeres y la pobreza extrema y, escribiéndola, viví momentos de mucha intensidad; incluso, de dolor. El alma duele cuando se escribe sobre algunos temas.
—Si tuvieras que elegir un personaje de tu creación. ¿Cuál elegirías? Ahora mismo me quedo con la gata Sabia. No me va mucho el género de fantasía ni la ciencia ficción y Sabia no es ninguna de las dos cosas, pero mi novela sí cuenta con este personaje que me ha dado la oportunidad de experimentar con un protagonista no humano, que tiene un puntito peculiar que me ha dado muchas satisfacciones como creadora.
—¿Quiénes son tus referentes literarios? ¿Crees que influyen en tu forma de escribir?
Me cuesta identificar a mis referentes literarios, porque cada libro que he leído me ha aportado algo, seguro. En los últimos años he leído a muchos autores y autoras autopublicadas y me he quedado absolutamente fascinada del talento que hay por ahí… Disfruto, aprendo y me empeño en pulir mi forma de escribir combinando autores y autoras tan dispares como Alaitz Leceaga, Irene Solà, Manuel Vilas, Juan José Millás, Maruja Torres, Eloy Moreno, Javier Marías… Joël Dicker, Haruki Murakami, Saramago, Isabel Allende, Virginia Wool, Kafka… y, también, un buen puñado de esos escritores y escritoras autopublicadas que mencionaba. Tomo de aquí y de allí de una forma muy natural, sin ser muy consciente, y me impregno de todo ese saber hacer para crear lo propio.
—¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído que te haya marcado y por qué? Mujercitas. Porque me encontré a Jo y desde ese momento quise ser ella; tener su fuerza, su determinación, su generosidad y escribir una novela. Ya de mayor, La Metamorfosis (la de Kafka) me conmovió de una forma abrumadora. No se puede contar tanto y tan bien en tan pocas páginas. Lo releo constantemente. Sin embargo, el libro que me hizo sentir por primera vez que la vida podía desdibujarse completamente, si tenías entre las manos el libro adecuado en el momento adecuado, fue Flores en el ático. Esa sensación de no poder parar de leer la sentí por primera vez, siendo adolescente, con ese libro.
—¿Tienes alguna anécdota curiosa como autora para compartir con nosotros? ¿Cuál?
Lo he contado muchas veces, pero escribiendo mi segunda novela, la escena que me disponía a escribir me sacó fuera de mi proceso creativo y se escribió sola. Yo tenía planteada una situación concreta, pero lo que acabé por escribir fue otra cosa; otra cosa mucho mejor. Recuerdo vívidamente la sensación de agilidad de mis dedos sobre el teclado y la pérdida de control sobre la narración. Escribí la escena de tirón y, cuando la terminé, sentí unos nervios muy agarrados al estómago y la incomodidad de no saber en qué momento del día me encontraba. En ese momento, llegó mi marido a casa y le pregunté ¿Ahora es la mañana o la tarde? Ja, ja, ja… De verdad, que no me lo invento, que fue así.
—¿Qué esperas de esta publicación?
Espero que la gente se lo pase bien. Creo que he escrito una novela bonita, fácil de leer, entrañable, curiosa, con un personaje muy carismático: la gata Sabia. Es una historia sencilla, con un toquecito de fantasía que me ha dado juego para ponerlo todo del revés. Espero que mis lectores y lectoras entren al trapo, se dejen llevar y terminen el libro con una sonrisa.
—¿Estás trabajando en algún proyecto o tienes alguno en mente?
Sí. Tengo cerrado el contenido de lo que será un libro ilustrado, que ofrecerá una recopilación de los mejores post de mi blog a lo largo de sus trece años de historia. También estoy avanzando en la que será mi cuarta novela.